domingo, 31 de octubre de 2010

¡Qué miedo!

Todos hemos sentido miedo alguna vez, pero cada persona lo siente de manera diferente. Ante la misma situación, hay quienes se asustan fácilmente y salen corriendo, y quienes necesitan altas dosis de “terror” para salir despavoridos. Aunque es lógico que, dependiendo de la situación, no se experimenta de la misma manera: no es lo mismo temblar porque un asesino te persigue (temes realmente por tu vida) que salir “disparado” ante la imagen de un fantasma. Sin embargo, en situaciones similares, hay personas que disfrutan y otras que tiemblan vivas… ¿Por qué?

Pues bien, como todo en esta vida, el miedo tiene su explicación científica.
Desde un enfoque biológico el miedo es un mecanismo de supervivencia y de defensa que surge para permitir al individuo responder ante situaciones  peligrosas (o simplemente difíciles, como un examen o una entrevista), con rapidez y eficacia. De hecho,  gracias a esta emoción  la raza humana ha conseguido perdurar como especie.

El mecanismo encargado de regular la sensación del miedo se encuentra en el cerebro, concretamente en el sistema límbico. Éste se encarga de regular las emociones de conservación de la especie (como se ha dicho anteriormente, el miedo forma parte de ese complejo de emociones, puesto que sin él, por ejemplo, ya habríamos muerto aplastados por los dinosaurios), revisando la información de los sentidos a través de la amígdala cerebral, que es la encargada de controlar el miedo mediante la hormona antidiurética (vasopresina).

Lo que ocurre es que cuando la amígdala siente que el organismo está en peligro, envía esa información al sistema nervioso (la interacción entre estos dos sistemas se produce de forma muy rápida) y de ahí, a todo el organismo; por lo que, casi inmediatamente, se producen cambios fisiológicos: aumenta la presión arterial y la glucosa en sangre, el sistema inmunitario (defensa) se detiene, la sangre fluye hacia los músculos mayores, el corazón bombea sangre velozmente, dilatación de las pupilas, agrandamiento de los ojos (para ver mejor), pelo encrispado (piel de gallina), el estómago palpita … por eso es muy fácil reconocer a una persona que tiene miedo (se siente en el rostro). Además de los cambios fisiológicos, los reflejos de vigilancia, paralización y escape/huida están mucho más desarrollados.
Esto es lo que ocurre normalmente (y todo en milésimas de segundo), el problema reside cuando esto se convierte en enfermedad y surgen ataques de pánico

Sistema Límbico

CURIOSIDADES
Se ha investigado sobre la extirpación de la amígdala. En animales es mucho más sencillo y sí que parece eliminar el sentimiento del miedo, pero en humanos es mas difícil, ya que el mecanismo del miedo interactúa con la corteza cerebral y otras partes del sistema límbico; por lo que su extirpación causaría graves daños en el organismo. Además, a lo sumo, lo que ocurriría sin la amígdala sería un cambio de personalidad  hacia la calma.

El miedo al daño físico provoca la misma reacción que el temor a un dolor psíquico.

Feliz Noche de las Almas ¡!

1 comentario:

  1. Creo que tomarme algunas pastillas de esas para que se me pase el miedo a que descargen sobre las aguas de una localidad este tipo de droga, ¿que mejor metodo para evitar una revuelta que cambiar la percepcion de la gente? ¿y utilizarlo con soldados en primera linea?

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